martes, 3 de abril de 2007

¿Está Dios en nuestro cerebro?

Si.

Así es.

Cómo es que usted que escribe para señalar la invención de un personaje Divino afirme tal cosa; tienen derecho a cuestionar muchos de quienes comparten estos artículos.

Aclarando:

Si adoptamos una conceptuación frívola y biológicamente científica puesto que el cerebro según los estudios que hemos cursado y la gran mayoría lo hace, sería el órgano de los procesos mentales, pues damos razón a la interrogante.
Es decir, ateniéndonos a la ciencia o seudo ciencia que toma al ser humano como un cuerpo con órganos destinados a cumplir diferentes funciones y hasta ahí.

Según estas concepciones, somos lo que el cerebro nos diga que somos puesto que términos como alma o espíritu no son de su competencia pero, valga recordar un experimento realizado ya hace algunas décadas con una rana y una salamandra o lagartija para nosotros los guatemaltecos.
Intercambiaron los cerebros de estos animalitos y aun así, la rana siguió siendo rana y la lagartija, idem.
La pregunta que se hicieran, por entonces los investigadores era: ¿Está la mente en otra parte o en todo el cuerpo?

Para constatar puede buscar un ejemplar del Mamífero Dominante de Mcfarlane Burnet.

Relativo al título de esta historia, citamos un artículo del físico español, Mario Toboso quien hace una serie de reflexiones, primero, acerca de las diferentes áreas del cerebro relativas, dice, a la naturaleza intencional que se localiza en la corteza pre frontal.
Enseguida amplia la interacción de la corteza pre frontal con las restantes áreas cerebrales en cuanto las facultades cognoscitivas y la relación sujeto-objeto que sería largo enumerar.

Empieza Toboso con el tema al citar las investigaciones, numerosas, por cierto, que se hacen en neurología y con voluntarios de diferentes confesiones religiosas durante sus momentos de meditación.
Estas, asegura, han revelado cambios en la actividad del cerebro relacionadas con la manifestación de un estado de conciencia en el que se describe la extinción del sentido del yo individual. Habla de neuroteología.

Alude, por ejemplo a los descubrimientos de Andrew Newberg y Eugene D’aquilli que han descubierto que en el estado de meditación profunda se desactivan regiones del cerebro, reguladoras de la construcción de la propia identidad, lo que permite que el sujero pierda durante su práctica el sentido del propio yo individual que establece la frontera entre él mismo y todo lo demas.

Reflexión...para no ir muy lejos, insistimos en el ministerio de los sacerdotes budistas y tibetanos cuya conceptuación del universo en cada individuo, permite establecer una realidad que sustenta todo lo que vemos, como la única realidad.

Para otras culturas, no religiones, el universo es Mente y el ser humano, integro, es Mente.

Los místicos y, no desde hace años sino siglos, como los vedas en el Oriente, los budistas la única realidad es el Yo que significa el humano uno con el Universo pero para experimentar ese estado es necesario despojarse de fijaciones pre sugestionadas y vivirlo, sentirlo, es decir, abandonar situaciones como ira, celos, envidia, rencor, odio o no amor.
De modo que esto de la neuro teología solamente es nuevo por terminología pero conocido de antigüedad. Ahh y los egipcios dejaron algo sobre ello.

Decíamos que Dios Sí está en el cerebro si revisamos el lavado de cerebro desde los denominados textos sagrados y el auge de las religiones que ahora se constituyen en el proyecto de Super iglesias y el descomunal aparato de propaganda y publicidad desplegado desde Constantino.

Así que los trabajos de la ciencia actual sobre el tema divino, no son otra cosa que empezar a aceptar la concepción que al respecto, insistimos, tienen otras culturas más antiguas que el catolicismo o el cristianismo en sus diferentes presentaciones.

Invitación: En la próxima entrega, compartiremos el tema: “La conciencia podría estar alojada fuera del cerebro o exocerebro.

II PARTE


La Rana y la Salamandra

En el artículo anterior citamos este experimento llevado a cabo, mas o menos a principios o mediados de la década de los setenta y sus resultados.

Una reciente publicación en Megatendencias, de Tendencias 21, página web, Roger Bartra cita que, la década del cerebro, transcurrida en los últimos diez años del siglo XX, no logró explicar los mecanismos neuronales del pensamiento y de la conciencia.

Pero, agrega; puede que los neurobiólogos estén buscando en la estructura funcional del cerebro humano, algo, la conciencia, que podría encontrarse en otra parte.

Si usted nota, se está tomando al ser humano como dependiente de las funciones de un órgano y no como una entidad cuyo cuerpo es no sólo el vehículo en el plano existencial que conocemos sino a decir de investigadores antiguos, su manifestación física pero integrado en un todo no como el aceite de máquina de coser de pedal que necesitaba aceite 3 en 1 para funcionar adecuadamente, esto por aquello de cuerpo, alma y espíritu.

Es mas, otra experiencia ya de algunos años, afirma que al pesar a una persona viva y pesarla otra vez al expirar, disminuyó su peso en tres libras.

Como colofón vale citar al mismo autor diciendo que, “a principios del tercer milenio, el cerebro humano sigue siendo un órgano oculto que se resiste a rendir sus secretos. Los científicos no han logrado entender los mecanismos neuronales que sustentan el pensamiento y la conciencia”.

Podríamos aventurar en el terreno de las conjeturas, diciendo que ese órgano, el cerebro, es un órgano que sigue nuestras instrucciones puesto que nosotros somos algo así como una especie de luz, los Yoga lo denominan espíritu, cuya evidencia la ofrece el aura que va del interior al exterior donde se extiende unos seis centímetros de la superficie corporal y en estados como cólera, tristeza, etcétera, hasta cambia de color.

Aporte y ejemplo: en 1939, el científico ruso Semyon Dadidovich Kirlian y su esposa, en forma accidental a raíz de una investigación que llevaban a cabo, descubren un halo luminoso que rodea la materia fotografiándola inmediatamente.

Sabidos que para determinar que hace y que no hace el cerebro, aun hay solo hipótesis, otra investigación citada por Vanesa Marsh en la misma web, sostiene que el cerebro regula las jerarquías sociales.

Pero como ya dijimos, subrayamos e insistimos, no es el cerebro sino la distorsión introducida por la alineación cultural y torcida, particularmente de la religión como ocurriría siglos después en el campo del espionaje cuando las grandes potencias realizaron experimentos para obtener información del enemigo, aplicando lo que denominaron “lavado de cerebro”.


Esto quizás tiene sentido si como afirma el médico Ivan Seperizza Pascuali, el cerebro es como un ordenador que al igual se puede programar y desprogramar, esto último lo recomienda con una serie de ejercicios, para remover complejos, culpas y otros desordenes y establecer una realidad en cuanto al valor que cada individuo tiene en el orden universal.

¿Pensándolo, que o quien sería el que reprograma el cerebro?

¿Y, entonces, sobre que están trabajando los científicos?.

Volviendo con Vanesa Marsh...según su publicación, neurólogos estadounidenses han identificado las zonas del cerebro implicadas en el proceso de jerarquización social.
Analizando las reacciones de un grupo de 24 voluntarios, descubrieron que cuando mejoraban su estatus social, se incrementa la actividad en tres regiones del cerebro: la corteza singular anterior (área que custodia los conflictos y resuelve discrepancias), la corteza pre frontal media(que procesa pensamientos referentes a otras personas) y, por último, en el precuneo, relacionado con la capacidad de pensar acerca de uno mismo.
Pero, dice, cuando los jugadores bajan en el escalafón social, la actividad cerebral aumenta en otras zonas: ganglio basal, ventral y en la corteza insular, relacionadas respectivamente con las tensiones y emociones y con la motivación y recompensa .

No se por qué pero me recuerda la ley de Pavlov, el médico y químico ruso que experimentando con perros, estableció el reflejo condicionado.


La conclusión de los neurólogos fue que los resultados fueron muy claros....

¿?


III PARTE


“Vivimos una única realidad con tres dimensiones, matemática, física y psíquica, unificadas en el hombre”.

Es la propuesta de Roger Penrose, experto en la teoría de la relatividad, expuesta en su último libro “El camino hacia la realidad”.

Antes de continuar debemos aclarar que se trata de una propuesta especulativa, como bien afirma el autor de la nota, Manuel Béjar.

El autor comenta que la conciencia, la mente y el psiquismo han sido temas generalmente estudiados por filósofos de la mente y relegados tácitamente del estudio científico por su afinidad a lo espiritual.

Comento: La mayoría de científicos y afines a la actividad que sin lugar a dudas, también trabaja para encontrar o descubrir al Dios culpable de la creación, suelen tomar esto del espíritu con cierto desdén.

Se les olvida, por ejemplo, que aunque la fermentación de algunos vegetales, granos y frutas introducen un elemento embriagante al agua, no es el agua en sí. Esta es el vehículo y por ello, la tradicional frase de bebidas espirituosas que, no solo emborrachan cuando nos pasamos de la medida sino generan un movimiento pensante que, en nuestros cabales pasa como Pedro por su casa.

Claro que en estas manifestaciones derivadas de la embriaguez hay algunas trasgresiones como la violencia y por ello quienes saben del espíritu o sea una vibración de alta frecuencia, beben no con moderación sino con inteligencia.

Porque, afirman, no es lo mismo beber para embriagarse sino para establecer un nivel de relación que para muchos raya en lo sublime y muchos poetas podrían dar fe de ello.

Otros autores afirman que este estado de embriaguez puede alcanzarse solo que despojada de artificios y nos remiten a la concentración y meditación.
In vino veritas
"En el vino (está) la verdad"


Refiriéndose a Penrose, lo cita: Gracias al hombre surge la unidad de esos tres mundos ( matemática, física y psíquica) y se sientan las bases de una biofísica cuántica de la mente, según la cual, un ordenador nunca podrá tener conciencia. La conciencia artificial requiere de una nueva física capaz de explicar la conciencia que, en el modelo de Penrose aunque es especulativa, constituye la contribución más importante hacia una explicación psicobiofisica del psiquismo, dentro de una visión holística* de lo real que supera las estrecheces del reduccionísmo de décadas anteriores y nos abre a una ciencia mas humanística y, desde luego, mucho mas cercana al diálogo con el teísmo.
En los párrafos anteriores, Penrose contradice el proyecto citado en nuestro artículo sobre sociedad y el tecnohumano.

Afirma que la conciencia es el producto psíquico resultante de unos procesos físicos que no son computables y por tanto, imposibles de ser simulados por un ordenador.

Conciencia: no la definición técnica sino como respuesta a las tan dudosas interrogantes del ser humano de: Quien Soy, de donde vengo y a donde voy.

Ortega y Gasset lo insinuó en el Espectador al sostener: “Yo soy yo y mi circunstancia”.

Pero ¿que decir de la inscripción escrita en la entrada al Oráculo de Delfos: “Nosce te ipsum”?

* La holística se refiere a la manera de ver las cosas enteras, en su totalidad, en su conjunto, en su complejidad, pues de esta forma se pueden apreciar interacciones, particularidades y procesos que por lo regular no se perciben si se estudian los aspectos que conforman el todo, por separado.

En fin y lo comprendemos, Penrose descarta definitivamente que se pueda llegar, algún día a lograr que mediante algoritmos matemáticos y las computadoras, los robots tengan conciencia.

En contraposición a la ciencia rígida que generalmente inicia sus afirmaciones en modelos matemáticos, otros estudios, sugieren en cuanto la conciencia, que el individuo deje de buscar fuera de si la realidad subyacente en toda la existencia y se dirija hacia su interior .

Esa si que es toda una aventura que deja frutos.

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